NOS PREPARAMOS PARA EL JUBILEO DEL AÑO 2025

 

Peregrinos hacia Cristo, única esperanza

2do. Subsidio

Los Jubileos en la historia (cont.)

12. 1600: Clemente VIII

Proclamado con la bula Annus Domini Placabilis de 1599, tuvo una gran participación de fieles, como por la especial devoción de los peregrinos. Una de las razones es que la Iglesia católica comienza a recoger los frutos del Concilio de Trento. En Roma, las instituciones de hospitalidad desempeñaron un papel determinante, para resolver el problema del alojamiento y alimentación de la gran mayoría de los peregrinos, que eran pobres y no podían acceder a las estructuras normales de hospedaje.

13. 1625: Urbano VIII

En 1624, con la bula Omnes Gentes, Urbano VIII proclamó el Jubileo para 1625. El 28 de enero de 1625 concedió la indulgencia jubilar también a los que no podían viajar a Roma, de igual modo se la concedió a presos y enfermos (con la bula Pontificia Sollicitudo). El 30 de enero, con el breve Paterna dominici gregis cura, ante el peligro de la peste que llegaba a Roma, se sustituyó la visita a la basílica de San Pablo por la de Santa María in Trastevere y, en sustitución de las visitas a las siete Iglesias, se dio la posibilidad de visitar las iglesias de Santa María del Popolo, Santa María in Trastevere y San Lorenzo in Lucina, en lugar de las ubicadas fuera de las murallas (San Sebastián, San Pablo y San Lorenzo). Cerca de medio millón de peregrinos llegaron a Roma ese año.

14. 1650: Inocencio X

Con motivo de este Año Santo, Inocencio X hizo restaurar la basílica de San Juan de Letrán con la colaboración del famoso arquitecto Borromini. Para este Jubileo se introdujo una novedad: la indulgencia jubilar se extendió a las provincias belgas y a las Antillas gracias a la bula Salvator et Dominus del 8 y 12 de enero de 1654.

Este Jubileo se abrió, a diferencia del precedente, en una época de paz relativa: había terminado la guerra de los Treinta Años que había devastado Europa.

15. 1675: Clemente X

Durante el Año Santo, convocado por Clemente X con la bula Ad Apostolicae Vocis Oraculum del 16 de abril de 1674. Acudieron cerca de un millón y medio de peregrinos. Durante el Jubileo fueron beatificados San Juan de la cruz y San Francisco Solano.

16. 1700: – Abierto por Inocencio XII, clausurado por Clemente XI

Proclamado por Inocencio XII en 1699, con la bula Regi Saeculorum. En la inauguración, el Papa no pudo presidir en persona debido a su mal estado de salud. Sin embargo, el domingo de Pascua de ese año, a pesar de estar gravemente enfermo, impartió la bendición solemne desde el balcón del Palacio del Quirinal debido a la gran cantidad de peregrinos. Murió poco tiempo después, sin poder clausurar el año santo, el 27 de septiembre de 1700.

La clausura fue presidida por Clemente XI (elegido Papa en noviembre). Fue la primera vez que la Puerta Santa fue abierta por un Papa y cerrada por otro. La afluencia de peregrinos a la Ciudad fue tal que algunos escritores de la época compararon Roma con París.

Inicia un nuevo siglo, denominado “de las luces”, fundamentado en la cultura de la “razón”.

17. 1725: Benedicto XIII

El Jubileo quedó fuertemente marcado por la personalidad de Benedicto XIII, que convocó un Sínodo en la provincia romana y estableció una serie de normas para la preparación espiritual del evento. Los romanos vieron al Papa recorrer las calles de la ciudad, salmodiar con devoción durante el trayecto y transcurrir jornadas enteras en oración en la Iglesia de Santa María sobre Minerva, a cargo de los Dominicos, orden a la que había pertenecido. El Papa quiso que se realizara una esmerada predicación en las diversas iglesias de Roma y, con este objetivo, hizo llamar los más famosos predicadores del tiempo. Para el Jubileo fue inaugurada la estupenda escalinata de la Trinidad de los Montes en la Plaza de España.

18. 1750: Benedicto XIV

En la Bula de convocación del Jubileo, Peregrinantes a Domino, Benedicto XIV destacó la necesidad de hacer penitencia para que el Año sea verdaderamente «Santo”. El Jubileo tuvo así, una fuerte característica espiritual. Uno de los predicadores más escuchados fue Leonardo de Puerto Mauricio, un franciscano reformado: a sus predicaciones en Plaza Navona, asistió también el Papa.

La afluencia fue tan grande que las instituciones caritativas y hospitalarias romanas se vieron obligadas a alquilar algunos palacios principescos. Por primera vez, la cúpula de San Pedro y la columnata de Bernini se iluminaron con miles de antorchas. Se plantaron tres mil cruces por toda la ciudad. El Papa Benedicto XIV también instituyó la procesión del Viernes Santo, el Vía Crucis en el Coliseo, consagrando el anfiteatro como lugar emblemático del martirio de los primeros cristianos.

19. 1775: Convocado por Clemente XIV, presidido por Pío VI

Este Jubileo fue proclamado el 30 de abril de 1774, con la bula Salutis Nostrae Auctor, por el Papa Clemente XIV. Fallecido éste, fue elegido Pío VI en febrero de 1775 y unos días más tarde, el 26 de febrero, inauguró solemnemente el Año Santo. Fue el Jubileo más breve de la historia. Este Jubileo del año 1775 es recordado también por la presencia de un numeroso grupo de Patriarcas y Obispos católicos de rito oriental.

1800

El Jubileo del nuevo siglo no se celebró a causa de los profundos cambios que involucraron el continente europeo después de la Revolución Francesa. En el año 1797 las tropas francesas ocuparon Roma y la ciudad se transformó en el centro de la República Romana. El Papa Pío VI que debería haberlo convocado, fue desterrado en 1799 y murió en Francia El año que debía haber sido jubilar transcurrió entre la ausencia forzada del Papa de Roma, las difíciles condiciones políticas generales y la incertidumbre que caracteriza los tiempos de guerra. Todos estos factores impidieron a Pío VII (1800-1823) celebrar el Año Santo, incluso con retraso.

20. 1825: León XII

Las cancillerías europeas del período de la Restauración miraban con mucha preocupación la convocación del Jubileo por el notable movimiento de personas que habría provocado. En un tiempo de revoluciones liberales y de conspiraciones, cada viajero era considerado sospechoso, las fronteras están cerradas, los caminos vigilados, las posadas desaparecieron. Sin embargo, León XII lo quiso, lo organizó y celebró. En la Bula de convocación hace referencia a las dificultades, pero al mismo tiempo pone la celebración jubilar bajo el signo

de la alegría. Al quedar inutilizada la basílica de San Pablo Extramuros, destruida por el anterior incendio de 1823, el Papa la sustituyó por la basílica menor de Santa María in Trastévere, para las habituales visitas de los fieles.

1850: Pío IX

El Jubileo correspondiente a esta fecha no fue convocado, ni celebrado. Pío IX estaba desterrado desde hacía un tiempo y regresó a Roma en abril del año 1850, demasiado tarde para convocar el Año Santo. El alejamiento del Papa de Roma era consecuencia del amplio fenómeno de agitación general que acosaba la ciudad y los Estados Pontificios a partir del año 1848. Eran los presagios de la llamada cuestión romana, en la que se ponía en discusión el poder temporal del Papa.

21. 1875: Pio IX

Roma se había convertido en capital de Italia desde hacía unos años. El Papa que había perdido el poder temporal sobre la ciudad y los Estados Pontificios, decidió quedarse en Roma encerrándose en el Vaticano, declarándose “prisionero del rey”. La Puerta Santa de San Pedro quedó nuevamente cerrada, como en el año 1850. Pío IX, consideró que no se daban las condiciones para una celebración normal del acontecimiento, pero quiso de todos modos convocarlo de manera nueva con respecto al pasado: el Papa extendió el Jubileo a todo el mundo católico y lo celebró en Roma en forma reducida inaugurándolo en la Basílica de San Pedro con la única presencia del clero romano y sin la apertura de la Puerta Santa. Fue por lo tanto un Jubileo, a “puertas cerradas”.

22. 1900: León XIII

El nuevo siglo que empieza, celebra el renacimiento del Jubileo. Después de setenta y cinco años se abrió de nuevo la Puerta Santa. León XIII, el 24 de diciembre de 1899, pudo inaugurar el primer Año Santo después del fin del poder temporal del Papa. León XIII, que se había pronunciado sobre una de las cuestiones centrales del tiempo, la social, con la histórica Encíclica Rerum novarum, consideraba también necesario redimensionar la imagen de la Iglesia y del pontificado romano. El Jubileo le ofrecía la ocasión. La preparación logística y la organización fueron apoyadas también, por primera vez, por el gobierno italiano. La apertura de la Puerta Santa se realizó con solemnidad y también en un clima de reconciliación y fiesta. Roma se llenó en esa ocasión, de peregrinos procedentes de todas las partes del mundo, incluso de Argentina.

23. 1925: Pío XI

Es la definición del Jubileo del año 1925 convocado por Pío XI en un clima de renovada distensión entre la Iglesia y el Estado Italiano. La prensa italiana concedió amplio espacio al evento, poniendo así en evidencia el nuevo clima de paz que se había instaurado en Roma. Pío XI dio al Jubileo un carácter eminentemente misionero, ya que las misiones constituyeron uno de los grandes temas de su pontificado. A él se debe la consagración de los primeros obispos chinos. El año jubilar fue también coronado por una serie de solemnes celebraciones, entre las cuales las más significativas fueron algunas canonizaciones: la de Teresa del Niño Jesús, la del Cura de Ars y de Juan Eudes. La participación de los peregrinos fue impresionante.

24. 1933: Pío XI

El 24 de diciembre de 1932, Pío XI anunció, sorprendiendo a todos, la convocación de un Año Santo extraordinario para 1933: el de la Redención. Después de haber instituido la fiesta de Cristo Rey, en la vigilia del centenario de la muerte de Cristo el Papa anunciaba el Año Santo de la Redención. Los tiempos litúrgicos de este Jubileo fueron diversos de los anteriores. En efecto, la apertura de la Puerta Santa fue fijada para el Domingo de Pasión (y no la noche de Navidad), y la clausura para el Lunes de Pasión del año sucesivo. Pío XI creó así un gran acontecimiento religioso centrado en la figura de Cristo Redentor. Este Jubileo fue la primera ocasión, después del fin del poder temporal, en el que algunas celebraciones presididas por el Papa se realizaron fuera de la Basílica de San Pedro.

25. 1950: Pío XII

Pío XII abrió el Año Santo en un horizonte cargado de tensiones y con las heridas de la segunda guerra mundial todavía no cicatrizadas. Un mensaje de paz subyace en el Jubileo del año 1950. Es el año del “gran retorno y del gran perdón” de todos los hombres, también de los más alejados de la fe cristiana. Europa estaba dividida en dos partes y los católicos del Este no podían ir a Roma. No obstante, estas dificultades, la participación de los peregrinos fue extraordinaria y la audiencia con el Papa, a partir de este Jubileo, entró a formar parte integrante de la vida de los fieles. Durante el año jubilar Pío XII proclamó el dogma de la Asunción de María. Transformó el Colegio Cardenalicio en una especie de representación universal del mundo católico, reduciendo drásticamente la presencia italiana y aumentando el número de cardenales de diversas nacionalidades.

26. 1975: Pablo VI

Después del Vaticano II una celebración jubilar, a muchos les parecía anacrónica, ligada a una idea de cristiandad medieval. El Papa Pablo VI sentía estos problemas, pero decidió no interrumpir la tradición de los Jubileos. El Papa vio el Año Santo como una oportunidad de renovación interior del hombre. Con ocasión de este Jubileo escribió la Exhortación Apostólica Gaudete in Domino, con la intención de poner las celebraciones jubilares bajo el signo de la alegría. Los tres puntos fundamentales de este Año Santo fueron: la alegría, la renovación interior y la reconciliación.

En este jubileo se celebró el fin de las excomuniones con la Iglesia de Bizancio y la participación del Patriarca de Alejandría Melitone.

27. 1983: Juan Pablo II

Con la bula Aperite Portas Redemptori (Abran la puertas al Redentor). Con estas palabras, Juan Pablo II introdujo la Bula que, el 6 de enero de 1983, convocaba el Jubileo de la Redención. El motivo de este Año Santo extraordinario fue el 1950 aniversario de la muerte de Jesús que el Papa entendía celebrar en continuidad con el Jubileo extraordinario de 1933 y en vista del Jubileo del Jubileo del año 2000. Es decir, como una anticipación del Jubileo de este fin de milenio. El Jubileo extraordinario tuvo la función “de llevar a cabo una digna preparación para el Año Santo del 2000”.

28. 2000: Juan Pablo II

El 29 de noviembre de 1998, el mismo Papa proclamó el Gran Jubileo del Año 2000 con la bula Incarnationis Mysterium. A lo largo del año, Juan Pablo II realizó varias peregrinaciones y gestos simbólicos no incluidos en las prácticas habituales de las celebraciones, como la

petición de perdón por los pecados cometidos en la historia y el Martirologio de los cristianos asesinados en el siglo XX. Uno de los principales acontecimientos del Jubileo fue la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en Roma: participaron más de dos millones de jóvenes. El Papa también peregrinó a Tierra Santa, fomentando el diálogo entre la Iglesia Católica, el Islam y el Judaísmo.

29. 2015: Francisco

Con la bula Misericordiae Vultus del 11 de abril de 2015, el Papa Francisco declaró un Jubileo por el 50 aniversario del fin del Concilio Vaticano II. El Jubileo estuvo dedicado a la misericordia. Antes de la inauguración oficial, como signo de la cercanía de la Iglesia a la República Centroafricana asolada por la guerra civil, el Papa Francisco abrió la puerta santa de la catedral de Notre-Dame de Bangui el 29 de noviembre, con motivo de su viaje apostólico a África, anticipando el inicio del Jubileo Extraordinario. La puerta santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano se abrió el 8 de diciembre de 2015, fiesta de la Inmaculada Concepción. Fue la primera vez que se abrió la «puerta de la misericordia» en las catedrales, santuarios, hospitales y cárceles del mundo. Para la ocasión, el Papa instituyó a los Misioneros de la Misericordia, a quienes les confió el poder de perdonar los pecados reservado al Santo Padre.

Conclusiones

Con la Bula «Spes non confundit» («La esperanza no defrauda»: Rm 5,5), el Papa Francisco ha convocado la Iglesia para vivir un nuevo Jubileo durante el año 2025.

En efecto, el Papa dice en la Bula de convocatoria:

“Bajo el signo de la esperanza el apóstol Pablo infundía aliento a la comunidad cristiana de Roma. La esperanza también constituye el mensaje central del próximo Jubileo, que según una antigua tradición el Papa convoca cada veinticinco años. Pienso en todos los peregrinos de esperanza que llegarán a Roma para vivir el Año Santo y en cuantos, no pudiendo venir a la ciudad de los apóstoles Pedro y Pablo, lo celebrarán en las Iglesias particulares. Que pueda ser para todos un momento de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, «puerta» de salvación (cf. Jn 10,7.9); con Él, a quien la Iglesia tiene la misión de anunciar siempre, en todas partes y a todos como «nuestra esperanza» (1 Tm 1,1).

Ir al 1er. Subsidio                                                                                  Ir al 3er. Subsidio